Image default
Hotelería

The Londoner, el primer súper boutique hotel del mundo

Desde la cadena Edwardian Hotels London lo llaman “super boutique hotel”. Los adjetivos se quedan cortos cuando se cruzan las puertas de la apertura del año en la ciudad. 

The Londoner abrió el pasado mes de diciembre y ya es el lugar para ver y ser visto, para comer, dejarse mimar y dormir en cualquiera de sus 350 habitaciones, distribuidas en 16 pisos. Y para comer en seis espacios gastronómicos diferentes, tomar una copa en su zona para huéspedes (abierta las 24h del día, con menú a la carta, coctelería y The Whisky Room), admirar su galería de arte privada y hasta ir al cine (cuenta con dos salas privadas). 

DE UN VISTAZO: Al contrario de cuando se observa desde las alturas, a pie de calle, el hotel está casi escondido, pasando desapercibido en una esquina de Leicester Square, sin hacer mucho ruido (más allá del que ya hacen los 15,000 azulejos azules diseñados por el artista Ian Monroe en su fachada, hechos a mano por Darwen Terracota) de lo que su interior esconde. 

Ya dentro, la elegancia british (y moderna) habla por sí sola –con el sello de los diseñadores Yabu Pushelberga, encargados del proyecto– en un lobby que comparte espacio con uno de los espacios gastronómicos del hotel, amenizado al fondo por un piano de cola (para animar las noches y los cócteles) que conforma el espacio denominado como The Stageun bar dedicado al champagne. 

Sin necesidad de pasar por un mostrador para hacer check-in, el staff (vistiendo unos maravillosos diseños de Jalin Design) recibe a los clientes con un café o té, sin prisas y con la ayuda de un iPad para gestionar el registro de manera casual y sin agotar al cliente después de un largo viaje.

HABITACIONES: Ni una queja se puede elaborar cuando los buenos días la dan unas vistas del London Eye, capaces de entrar a la habitación (las más “sencillas” del hotel) a través de unas ventanas que van del suelo al cielo. O a Trafalgar Square. 

Aunque las ganadoras son unas vistas panorámicas de la ciudad en un espacio de 119 denominado como la Tower Penthouseuna suite dúplex con cocina, una barra de mármol Calacatta Tucci para marcarse una sesión de coctelería para tus acompañantes (aunque el hotel también te recibirá con un trolley de bebidas hechas a tu medida), amenities de Miller Harris y pijamas de seda de Olivia von Halle

Un dato curioso: todas las habitaciones cuentan con washlets japoneses premium de la firma Toto.

SOSTENIBILIDAD: Que todo aquí sea maravilloso (y lujoso) no quiere decir que se ha dejado de lado al medio ambiente. No en los tiempos que corren. El compromiso con la sostenibilidad aquí se logra con métodos pioneros, alcanzando la categoría BREEAM Excellent.

¿Cómo? Pues poniendo atención a los grandes y pequeños detalles, como en la piscina que su ubica en el spa del hotel, a la que se agrega una cubierta líquida que reduce la evaporación y pérdida de energía. O generando su propia electricidad, así como utilizando menos del 30% de carbono que exigen las regulaciones actuales. 

ARTE: Cada esquina cuenta con una pieza pensada para admirar y decorar. Y comprar. Te toparás con la interpretación de Sir Joshua Reynolds de Connor Brothers, con los collages de iconos británicos por parte del artista canadiense Donovan P. Davies, fotografías de Jorg Karg, esculturas de De Chirico o cuadros de Carolina Mizrahi. Aunque nuestra pieza favorita es la espectacular escultura que decora el techo del restaurante Whitcomb’s, de Shida Salehi Studio.

COMER Y BEBER: Basta ya de rodeos, vamos al meollo del asunto y eso que nos hace adorar (o no) a un hotel: su propuesta gastronómica. Y aquí hay dónde escoger, por lo que vamos a empezar por lo más alto. 

Literal, porque en la terraza del hotel se encuentra la izakaya 8 at The Londoner, sirviendo cocina japonesa moderna con una carta de cócteles en la que el sake toma todo el protagonismo. Toda la dirección gastronómica del hotel corre a cargo de Amir Jati (con experiencia liderando los eventos y cenas privadas de Nobu) y es en Whitcomb’s donde mejor se luce, con una cocina que hace guiños a la tradición francesa con influencia Mediterránea.

SPA: Empieza tomándote algo en su espacio Refuel, un santuario en el que recargar energías y rejuvenecer al organismo a base de zumos repletos de belleza, desayunos y batidos detox. Después de un chapuzón en su piscina subterránea, toca un tratamiento reparador, hidratante y refrescante con el facial de oro; o el pensado para quitar el estrés y tratar la espalda después de una sesión de ejercicio en el gimnasio. 

¿El más curioso? El Cocoon, para mujeres embarazadas, con rosa y geranio para dejar la piel suave.

Publicaciones relacionadas

Sofitel abrirá un hotel de lujo en el Casco Viejo de Panamá

Nexos

Cruceros fluviales, la última moda para 2018

Nexos

Rezidor abre un hotel en el aeropuerto de Bruselas

Nexos